Por: Lic. Manuel Tomás Moro Pérez (*)
“…Cada cubano debe ocupar el puesto que le corresponde en las unidades militares y centros de trabajo sin interrumpir la producción, ni la Campaña de Alfabetización, ni una sola obra revolucionaria. La Patria resistirá a pie firme y serenamente cualquier ataque enemigo, segura de su victoria. ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!”
Fidel Castro Ruz
Así finalizaba el 15 de abril de 1961 la Alocución al pueblo de Cuba informando de inmediato detalles de otra agresión más al amanecer de ese día, fraguada por el gobierno de Estados Unidos con criminales bombardeos simultáneos de forma artera, sorpresiva, cobarde, a varios puntos en Ciudad de La Habana, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, preludio de la invasión iniciada horas después, el 17. En este trabajo se evoca con testimonios y secuencia, la inquebrantable decisión, heroísmo, del pueblo liderado por nuestro Comandante en Jefe en la consecución de objetivos para ese Año de la Educación, y el decisivo mes de abril en la principalísima sui generis batalla final para erradicar el analfabetismo en Cuba que él, artífice de la misma, había dado a conocer en la ONU.
El 22 de diciembre de 1961, pese al gobierno de EE.UU. y sus lacayos que perpetran todo tipo de terrorismo contra nuestro pueblo como también lo fue la mercenaria criminal invasión en su satánico y demencial propósito de derrocar a la Revolución, Cuba fue proclamada con la fuerza de la Victoria de Girón, de su pueblo, como primer territorio libre de analfabetismo en América, en una gran concentración popular efectuada en la Plaza de la Revolución “José Martí”, presidida por Fidel, en la que también comunicó el muy extraordinario incremento de 100,000 becas totalmente gratuitas para jóvenes miembros de las Brigadas alfabetizadoras “Conrado Benítez”, casi la totalidad allí presentes; participaban además las de obreros “Patria o Muerte”; Maestros Normalistas y Voluntarios, Alfabetizadores Populares, alfabetizados, integrantes de Comisiones de Alfabetización, de apoyo en general, residentes de la capital , visitantes, dirigentes, invitados.
Tan magnas epopeyas con imprescindibles detalles, perennemente merecen ser abordadas, explicadas con algunos detalles formando parte de la memoria histórica para nuevas y mayores generaciones ya que estos hechos acaecieron hace más de 60 años, y también de interés para foráneos, lo que se refleja en magníficas obras recientemente expuestas en la internacional 14 Bienal de La Habana, en eventos, documentales, conferencias, textos, entrevistas a participantes, intervenciones de mandatarios de países por la celebración de aniversarios de haberse declarados territorios libres de analfabetismo por la colaboración cubana.
Estos derechos humanos implícitamente están presentes en el precepto martiano que la Constitución cubana y su práctica contemplan: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República, sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.” El máximo dirigente de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel, al hablar en el acto resumió en una frase el simbolismo, trascendencia, que ha tenido ese logro: “…cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados".
Se arribaba a conquistas sociales por las que durante la colonia en las contiendas por la independencia, de 1868, 1895, y en la seudorrepública, se realizaron esfuerzos que fueron conculcados hasta surgir las acciones emprendidas en nuestra última etapa de lucha.
Ya desde el 16 de octubre de 1953, en el alegato que pronunció en el juicio que se le siguió al igual que a los demás de la Generación del Centenario por haber organizado y participado en los asaltos a los cuarteles “Moncada”, en Santiago de Cuba, y “Carlos Manuel de Céspedes”, Bayamo, Fidel denunció entre otros aspectos, la caótica situación que en la esfera de la educación tenía el país. Incluso también detalló que el pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento y en la dirección de los sentimientos y además aseguró: “Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre”.
En el otrora muy apartado presidio en Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud, a donde fueron condenados y confinados, fundaron la academia de superación “Abel Santamaría”, propósito que continuaron durante el exilio en México. Desde la etapa en que se reanudó la lucha revolucionaria en el territorio cubano, tras el desembarco de los expedicionarios del yate “Granma” en diciembre de 1956 y durante los dos siguientes años, los integrantes del Ejército Rebelde además de combatir a las fuerzas de la dictadura batistiana también se preocuparon por darle alguna instrucción a los campesinos que no sabían leer ni escribir y a los que se habían incorporado a la tropa guerrillera.
El 2 de febrero, se dio inicio, es de precisar, de manera oficial a este humanista plan de educación y desarrollo, con asistencia de campesinos, e inaugurado por él en Guayabal de Nagua, Sierra Maestra. El 11 de febrero de 1959 en el antiguo campamento Columbia, actual Ciudad Escolar Libertad, en La Habana, el General de Ejército, Raúl Castro, en ese momento Comandante, también Camilo Cienfuegos, inauguraron un curso que se impartiría por maestros que se brindaron, a los miembros del Ejército Rebelde que eran iletrados y a los que tenían muy bajo nivel desde el punto de vista educacional.
Entonces Raúl, quien cuando comandaba el II Frente Oriental “Frank País” del Ejército Rebelde, entre otros aspectos como continuidad a lo iniciado en la Sierra Maestra, organizó, desarrolló y puso en funciones un eficiente sistema de enseñanza y cultura, señaló: “Esa gran tarea de responsabilidad que sobre sus hombros recae, no es solamente de ellos. Que esas útiles y patrióticas intenciones progresen dependen también en buena parte de ustedes, de la gran tarea que nos trazamos, de la gran tarea que se trazó esta generación desde el mismo momento que se produjo el 10 de marzo”.
En aquellos días el Doctor Armando Hart Dávalos, ministro de Educación, refería: “Es necesario que llevemos de manera urgente en los próximos meses la alfabetización hasta los últimos rincones de Cuba y estamos trabajando intensamente para acometer ese plan rápidamente”.
En tan temprana fecha del 3 de marzo de 1959 surgió una primera Comisión Nacional de Alfabetización y Educación Fundamental de Adultos, que cumplió en inicial fase el propósito de ir realizando lo que después pudo lograrse totalmente dadas esas experiencias, nuevas condiciones y metas, con otra CNA ampliada, que fue creada el 3 de octubre de 1960 de inmediato a la universalmente significativa intervención de Fidel en la ONU días antes el 26 de septiembre, donde también anunció ante el mundo la batalla final que en Cuba se libraría en 1961 contra el analfabetismo hasta en las zonas más apartadas del país.
A su vez, al triunfar la Revolución comenzaron a laborar más de 10,000 maestros que durante la dictadura batistiana estuvieron desempleados y personal auxiliar en flamantes aulas, uno de los infinitos derechos humanos de nuestro gobierno. Ya el 22 de abril de 1960 Fidel realizó una comparecencia por la televisión donde instó a mil jóvenes, que hubieran cursado el tercer año del bachillerato, enseñanza comercial o la Escuela Normal para Maestros, para dar clases en las zonas rurales. En ese año en la zona montañosa de Minas del Frío en la Sierra Maestra se capacitaron como Maestros Voluntarios alrededor de 1,500 jóvenes; otros continuarían. La graduación de los primeros tuvo lugar en La Habana el 29 de agosto de 1960. Al hablar en el citado acto, Fidel le señaló a esos jóvenes: “…de esa forma iremos recogiendo experiencias extraordinarias que serán no solamente útiles en Cuba, sino también a otros pueblos hermanos de América”.
De inmediato los Jóvenes Maestros Voluntarios comenzaron su fecunda labor en varias partes del territorio nacional, además, colaboraron denodadamente con las Comisiones de Alfabetización en todos los niveles de dirección, y en las bases. Y entre esos Maestros estuvo uno, Conrado Benítez García, que resultó asesinado por una banda contrarrevolucionaria que al servicio de la CIA actuaba en la zona del Escambray, entonces provincia de Las Villas, el 5 de enero de 1961. Pero la significación de su vida y labor no se extinguió con su desaparición física, puesto que su nombre sirvió para identificar ese mismo año a los 100,000 integrantes de las brigadas de alfabetizadores que por llanos y montañas desempeñaron un papel esencial en la gran Campaña que llevó la luz de la enseñanza.
La Dra. Ana Elsa Velázquez Cobiella, ministra de Educación, en entrevista publicada en Granma, entre varios interesantes conceptos, enfatizó: “La Revolución Cubana atesora mucho de lo aprendido en la Campaña de Alfabetización, hecho que nos dejó un método de trabajo en cuanto al arte de la convocatoria para librar grandes batallas sociales; nos enseñó que la Revolución puede contar siempre con su fuerza joven, capaz de asumir como suyo cualquier propósito revolucionario; nos ratificó el poder de los valores y los sentimientos en la educación de las nuevas generaciones…”.
Es de recordar que Cuba había iniciado el Año de la Educación teniendo ante sí otros retos colosales; incluso el peligro de una posible agresión directa por parte de los Estados Unidos. La población se preparaba, laboraba ante toda contingencia, aportaba; desde el 28 de enero en las acostumbradas Paradas Escolares y de pueblo como homenaje a nuestro Héroe nacional, José Martí, en ocasión del aniversario de su natalicio en todas las comunidades se depositaron en grandes cantidades materiales escolares como fruto de las donaciones realizadas por diferentes sectores de nuestra sociedad. Este noble aporte se repitió en diferentes maratones, festivales, otras actividades, y desde el exterior con solidarias contribuciones, incluyendo la llegada de un grupo de Maestros que alfabetizaron.
En relación con esta significativa y altruista labor redentora, de sus protagonistas en general, el Coordinador de la CNA, el Lic. Mario Díaz Hernández, entre otros elogios, expuso: “Cada vez que se hable en Cuba de la alfabetización tenemos que levantar la bandera de los optometristas, y también la bandera de las comunicaciones y el transporte, la de los artistas, de los médicos, de los maestros profesionales, de los periodistas, y muchas banderas más que recogen el trabajo y la abnegación de decenas de miles de compañeros entregados en cuerpo y alma a esta tarea principalísima”.
En ello se resaltaba asimismo la labor de trabajadores de los Grupos de apoyo de Suministros Varios, los de Medios de Prensa en general, del Arte y la Literatura, Radio, TV, ICAIC, Dirección Nacional de Espectáculos, de Antiguas Publicitarias, demás Divulgadores de organismos, instituciones, en las etapas de introducción, desarrollo, intensificación y consolidación, de la abarcadora cobertura informativa y tantos otros en el Archipiélago, con aplicables experiencias que merecen por la utilidad de sus iniciativas dedicarles aparte más espacio.
Un rol esencial lo tuvo dentro de los preparativos con el fin de acometer el método expresado por Fidel para la batalla final, el Seminario Nacional a Enlaces de la Alfabetización (para coordinar funciones de ejecutivos en todos los escaños provinciales y municipales) en el que representativos de organizaciones revolucionarias, de masas, organismos, instituciones, al unísono con funcionarios del MINED tuvimos el honor de ser copartícipes y cumplir gracias a la Revolución, con el precepto martiano que precisa que toda persona al nacer “… tiene derecho a que se le eduque y después en pago, el deber de contribuir a la educación de los demás”.
(*) Lic. en Periodismo, Locutor, Director-Realizador en medios audiovisuales, testigo de excepción del grupo organizador y como conductor del acto central del 22 de diciembre de 1961, ejecutivo de la CNA, DNB, MINED, respectivamente en las Sección de Propaganda-Publicaciones, Divulgación, Relaciones Públicas.
Bibliografía:
Archivos y trabajos del autor
Alfabetización en Cuba, Lic. Guillermina Ares
Diario del Brigadista-Becado, Arqt. Manuel de J. Mendoza
La Epopeya, Lic. Ana Núñez Machín
Museo Nacional de la Alfabetización
Periódico Granma
Una difícil conquista: La alfabetización, la enseñanza y la cultura, Pedro Etchaverry Vázquez
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