La maestra de primaria pasa a ocupar un importante papel en la vida de niños y niñas. Foto tomada de Internet. |
Casi siempre traía el pelo hacia el costado. Sus canas y algún que otro mechón de cabello negro, le imprimían una candidez especial que sazonaban sus bien entrados años. A pesar de su edad, se mantenía frente al aula como la más jovial y lozana. Así recuerdo a mi maestra de primer grado.
Se llamaba Olga y fui su pupilo hasta entrado el cuatro grado, cuando me trasladaron a otra escuela, más cercana a mi casa. Con ella aprendí, como es lógico, a leer, a escribir y a contar. Sin embargo, lo que más recuerdo es haber aprendido la hora en diferentes tipos de relojes.
Fresca
en mi memoria está aquella sesión mañanera, cuando llegó al aula con
una caja llena de relojitos de madera azul, y agujas y números
amarillos. Así adquirí esta habilidad para toda la vida: leer la hora,
los minutos y los segundos en un reloj de pulsera.
Leer la hora es una de las primeras habilidades que se adquieren en la educación primaria. Foto tomada de Internet. |
No recuerdo que tocara el piano o la guitarra, pero sí que cantaba. Y lo hacía muy bien. Me enseñó los himnos Nacional y al Árbol, y junto con ellos los valores ancestrales de nuestra historia patria, todo ello con una pedagogía bien aprendida y validada por su experiencia personal.
Después de mi maestra Olga vinieron muchos más, hombres y mujeres que dedicaron su tiempo, trabajo, esfuerzo, y conocimientos en prepararme como ciudadano para la sociedad. Ahí están Ideliza, Nelson, Yorka, Wilson, Mirtica, Lucy, Vivian, Iracema, Ohílda, Arnold, Hermes... Y esta lista podría ser mucho más larga, si mi memoria hiciera un poco de más esfuerzo.
Sin embargo, a mi maestra de primer grado, no hay mucho esfuerzo para traerla del pasado a este presente. Ella siempre tendrá el privilegio de estas remembranzas que afloran en fechas tan nobles como el Día del Educador, cuando nuestro Fidel, Maestro de todos y para todos, proclamó a Cuba país libre de analfabetismo.
Después de mi maestra Olga vinieron muchos más, hombres y mujeres que dedicaron su tiempo, trabajo, esfuerzo, y conocimientos en prepararme como ciudadano para la sociedad. Ahí están Ideliza, Nelson, Yorka, Wilson, Mirtica, Lucy, Vivian, Iracema, Ohílda, Arnold, Hermes... Y esta lista podría ser mucho más larga, si mi memoria hiciera un poco de más esfuerzo.
Sin embargo, a mi maestra de primer grado, no hay mucho esfuerzo para traerla del pasado a este presente. Ella siempre tendrá el privilegio de estas remembranzas que afloran en fechas tan nobles como el Día del Educador, cuando nuestro Fidel, Maestro de todos y para todos, proclamó a Cuba país libre de analfabetismo.
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