Fundación del Primer Partido Comunista de Cuba, legado de continuidad

Tomado de la Agencia Cubana de Noticias (ACN)

Representantes de las agrupaciones marxistas del país se reunieron los días 16 y 17 de agosto de 1925 para fundar el primer Partido Comunista de Cuba bajo estrictas medidas de clandestinidad en una casona de Calzada número 81, en El Vedado capitalino, una urbanización exclusiva de gente adinerada y el último lugar donde la policía podía esperar que se efectuara una actividad conspirativa de esa magnitud.

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Carlos Baliño (i) y Julio Antonio Mella (d) sobresalieron como figuras destacadas en esta etapa. Foto tomada de Internet. 
 
Todas las precauciones tomadas por los organizadores estaban plenamente justificadas ante el clima represivo instaurado por el recién elegido presidente Gerardo Machado, quien en un viaje a EE.UU. garantizó a los círculos de negocios con intereses en la Isla que bajo su mandato “(…) ninguna huelga duraría más de 24 horas”.
No obstante, este histórico paso en la unidad revolucionaria se decidió a inicios del propio mes de agosto cuando en la clausura del Tercer Congreso Obrero Nacional en Camagüey, el Comité Ejecutivo de las Agrupaciones Comunistas de Cuba emitió una convocatoria para la constitución del Partido Comunista de Cuba entre los días del 16 al 20 del propio mes, pero debido a la represión se decidió hacerlo durante el 16 y el 17.
En ese verano de 1925, los movimientos revolucionarios iniciaban una etapa de auge, conocida como el despertar de la conciencia nacional, liderada principalmente por jóvenes entre los que destacaban figuras de la talla de Julio Antonio Mella, así como Carlos Baliño, dirigente obrero y compañero de José Martí, figuras principales del histórico evento que representaban la unión de las generaciones independentistas con la nueva vanguardia.
Además, estuvieron presentes en la histórica cita otros miembros y dirigentes, con alrededor de 13 representantes de las primeras agrupaciones comunistas y obreras entre los que se encontraban el canario José Miguel Pérez, Alejandro Barreiro, Venancio Rodríguez, Miguel V. Emilio Rodríguez y el joven polaco de origen judío y vinculado al movimiento comunista mundial, Fabio Grobart. También el Partido Comunista Mexicano envió a su dirigente Enrique Flores Magón para que ayudara en el encuentro.
Uno de los primeros acuerdos de la reunión fue afiliar la nueva organización a la Tercera Internacional, fundada por Vladimir I. Lenin en 1919, y elaborar un programa de lucha que incluyera reivindicaciones obreras y campesinas, por los derechos de la mujer, la juventud y fortalecer para todas esas acciones el trabajo con los sindicatos y organizaciones estudiantiles. Elaboraron a su vez un programa para el estudio y divulgación del marxismo leninismo y el uso de la prensa obrera.
Posteriormente, en la primera reunión del nuevo partido se eligió como secretario general al canario José Miguel Pérez y Pérez, deportado poco después a España por la dictadura de Machado, y se eligieron para el Comité Central a Mella, Baliño, Barreiro, Venancio Rodríguez y Fabio Grobart , además de crearse otras estructuras de trabajo.
Se inició así la difícil y heroica trayectoria del Primer Partido Comunista de Cuba que durante más de 30 años de república neocolonial defendió los derechos de la clase trabajadora y la causa antiimperialista, enfrentó la más feroz represión de los gobiernos de la época y la última etapa la lucha contra la dictadura batistiana hasta el triunfo del primero de enero de 1959.
En esos años fueron asesinados cientos de luchadores comunistas como el propio Julio Antonio Mella, baleado en 1929 por agentes de Machado en México; el líder azucarero Jesús Menéndez, asesinado en 1948 por un capitán del ejército; el dirigente portuario Aracelio Iglesias, también abatido en 1948 por matones del gobierno; entre otros que pagaron con su vida su posición contra los intereses imperialistas yanquis.
El Partido Socialista Popular, seguidor del fundado por Mella y Baliño y dirigido en aquel entonces por Blas Roca Calderío, Carlos Rafael Rodriguez y Lázaro Peña entre otros, acordó en 1961 disolverse e integrarse al proceso de unidad de las fuerzas revolucionarias que tuvo su primer paso en la creación de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), dirigidas por Fidel.
Por esa decisión de plena confianza en el futuro de la Revolución cubana, el primer partido de la clase obrera cubana entregó sus banderas de lucha al Comandante en Jefe y se convirtió en precursor del actual Partido Comunista de Cuba, que se fundó como colofón de ese proceso de unidad de las organizaciones revolucionarias el tres de octubre de 1965. 

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