Carbones y emociones

Por Yaine Salinas Pérez (estudiante de Periodismo)

"- ¡Así que ustedes son de la radio! ¿Y dice que viene a entrevistarnos? ¿Pero… si aquí no hay na΄? Nosotros vivimos aquí y estamos acostumbra´o a hacer carbón". Estas son algunas de las palabras que nos dijo Edelmira Pérez Rojas (recientemente fallecida) al recibirnos en su casa. Esta señora fue productora de carbón y residente en “La Carbonera” de Manatí, comunidad ubicada en la carretera que comunica la cabecera municipal con la costa.

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Horno de carbón en La Carbonera. Foto de la autora.

Muchas veces habíamos recorrido aquel camino sin detenernos, pero en esta ocasión las circunstancias fueron diferentes. Los esfuerzos actuales del territorio por llegar a las comunidades rurales fueron tema recurrente en Radio Manatí. Caminar por esta tierra caliente y carboneada marcó la diferencia.

La comunidad y su gente

“La Carbonera” tiene catorce viviendas. Antes contaba además con una escuela y una tienda. Abel Alcolea Vargas, comunitario de la zona, es el mayor productor de carbón del municipio. Su horno aún humeaba cuando lo sorprendimos atareado con su cuidado, "este lo montamos hace como tres días. Es de palos buenos. Menos mal que lo trajimos de cerca".


Junto a Abel, más de una veintena de carboneros de la comunidad trabajan bajo sol, sereno, lluvia, calor, frío… y las plagas de mosquitos y jejenes para convertir madera en carbón vegetal. El esfuerzo de su empeño se ha visto premiado con excelentes resultados económicos.
Alvio Antonio Reyes Brito, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Forestal Manatí, reconoce al aporte que hacen estos hombres y mujeres de “La Carbonera”. "Según el último balance, la brigada produjo un número significativo de sacos". Decirlo así puede parecer frío, pero lo cierto es que esa producción representa mucho para nuestro territorio y para la economía del país. 
Este carbón tiene como mercado fundamental a países europeos, donde goza de preferencia por su calidad. Esto se traduce en ingresos monetarios para las familias del lugar en moneda nacional (MN), pues la producción está vinculada a los fondos exportables del municipio.

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El carbón vegetal cubano conquista los mercado europeos. Foto tomada de Internet.

Pero “La Carbonera”, no es solo carbón. Allí también se desarrollan otras iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los comunitarios. Entre los proyectos se encuentran la ampliación del servicio de acueducto, en tanto ya es una realidad la electrificación pública y la terminación del almacén para acopio de carbón.
El equipo que atiende esta zona por el Poder Popular en el municipio desarrolla varias iniciativas, así lo expresó Eduardo Bernal Monfort, integrante de este grupo y director de la Casa de la Música “Barbarito Diez”: “Tenemos un compromiso difícil, porque es un reto incidir en la comunidad; pero primero necesitamos mejorar las condiciones subjetivas. A ellos no les parece importar nuestra ayuda. En las visitas que se han hecho, se ha pretendido como principales objetivos embellecer la comunidad, terminar las ventanas y puertas de ocho casas del plan, pintar, cercar los patios, sembrar árboles frutales y posturas de flores en el jardín y limpiar toda el área hasta la línea del ferrocarril. Nada de esto es posible sin el esfuerzo de todos”.

Proyectos

"- Yo estoy aquí para hacer carbón, de eso vivo, ¿pa´ qué tantas flores?" Esta fue la respuesta casi robada en la voz del carbonero que nos miraba con asombrosa pasividad. A pesar de las condiciones higiénicas y constructivas de sus viviendas, no parece preocuparles mejorar sus modos de vida, si bien es cierto que la entrada económica es sustancial.
Ante estas condiciones, ya caracterizadas, la Filial Universitaria Municipal cuenta con un proyecto con financiamiento en moneda nacional, que se encamina a extender sus acciones de capacitación a esta zona. La directora de la sede, Mirna Rosa Rodríguez Benítez, explicó que “el proyecto propone actividades de extensión universitaria y tiene como objetivo incidir en el modo de vida de los habitantes de la comunidad”. Aseguró que “los esfuerzos no son suficientes, teniendo en cuenta la mentalidad que prima entre los carboneros”.


Otra vez vino a nuestra memoria la historia de Nemecia y sus zapaticos blancos: la flor carbonera que perseguía un sueño. Lo diferente es que ella deseaba tener zapatos blancos.
Familias disfuncionales son normales en “La Carbonera”. Es triste ser observador de estas condiciones, además del bajo nivel cultural, las enfermedades crónicas no transmisibles entre los más adultos y el empobrecimiento de los valores.

La partida

Nos marchamos con el compromiso de un próximo regreso a "La Carbonera". Todos somos responsables de ese cambio. Es difícil, pero no imposible. Es necesario asumir el problema para que pueda tener alguna solución.
¿Se le han dado oportunidades para que cambien? ¿Hasta dónde somos responsables, durante todos estos años del deterioro de sus vidas?, ¿cómo remediar los errores del pasado?
En la lejanía se puede ver el desolador paisaje a través de la ventanilla del caharata que nos sirvió de transporte. Las ropas sucias por la negrura de hollín, tendidas en los cordeles de las casas, siguen contando la historia. Ya no podremos pasar jamás indiferentes.

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