Barbarito entre manatienses

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Hoy 4 de diciembre el pueblo de Cuba y los manatienses en particular, tributan su más sentido homenaje a quien es considerado una de las figuras más destacadas de la cultura nacional. Nos referimos a Barbarito Diez Junco, la Voz del Oro del Danzón, quien naciera en Bolondrón, Matanzas, en fecha similar de 1909.
A la edad de cuatro años, su familia se trasladó al batey del Central Manatí, donde pasó su infancia, adolescencia y primera juventud. En esta etapa de su vida, Barbarito despuntó en actividades culturales y su voz comenzó a moldearse para convertirse en el Príncipe del Danzón
Como se sabe, Barbarito no tuvo formación musical académica, ni tampoco tocaba ningún instrumento, pero con su voz, timbrada e inigualable, inmortalizó composiciones como Martha, El que siembra su maíz, Lágrimas Negras, Olvido, Longina, Esas sí son cubanas, entre otras grandes obras del cancionero nacional e internacional. 
 
 
Sin embargo, para los que vivimos o estamos relacionados con este pedazo de Cuba, al norte de Las Tunas, el danzón Querido Manatí tiene un hondo sentido poético, que trasciende las fronteras físicas e imaginarias para asentarse en lo profundo de las emociones. Por lo que cada vez que se escuchan sus acordes, no queda otra opción que detenerse a escuchar con el alma.
Querido Manatí 
(Francisco Diez Córdova)
Manatí, querido Manatí
por lo que tú representas
mi lira se alienta
y va mi canto hacia ti.
Yo me atrevo a asegurar
que es tu caña la más dulce
que tus mujeres seducen
que es tu brisa angelical.
Oh Manatí querido
yo tuve en ti sueños de amor
oh Manatí soñador
viví en tus calles de esplendor.
Oh Manatí querido
yo tuve en ti sueños de amor
puerto de mar encantador
aunque estoy lejos pienso en ti.

El arraigo y el amor al terruño natal son palpables en el texto de esta canción. Según el análisis de la escritora local Lucy Araújo Pérez, la pulcritud de las frases se entrelazan con una imagen poética, cuyo objeto lírico es su pueblo querido: Manatí. Expresiones como «mi lira se alienta» y «tu brisa angelical», tienen una carga tropológica que añade al canto un hálito nuevo y renovador.
La especialista dice además que están presentes otros recursos como la imagen del pueblo, al que el autor (Francisco Diez Córdova) le da un epíteto que perdura: soñador, y al mismo tiempo resalta lo autóctono: «Yo me atrevo a asegurar, que es tu caña la más dulce», para expresar una poética desde una perspectiva semántica renovada, en la que el amor a lo nativo va creciendo en espiral y llega a la cima cuando cierra de la siguiente forma: «Oh Manatí querido /yo tuve en ti sueños de amor/ puerto de mar encantador/ aunque estoy lejos pienso en ti».
 #DesdeManati @RadioManati #Hoy #4Diciembre los manatienses recordamos a Barbarito Diez Junco en el aniversario 112 del natalicio de la Voz de Oro del Danzón. pic.twitter.com/R3ntHZJvp7
Y es que Barbarito Diez Junco siendo ya una personalidad de la cultura cubana, siempre que tenía la oportunidad regresaba a su Manatí soñador, para caminar por su parque, visitar a sus amigos y amigas de la infancia, y sobre todo para recordar a su querida madre Salustiana del Junco. En palabras del propio cantante: «…cuando llego a mi querido Manatí, siempre me encuentro con alguien que me dice: Barbarito, la madre de Manatí fue Salú. Salú me cortó este ombligo y se lo empezó a cortar a mis hijos… Y eso, ya tú sabes, me pone flojo. Me pone flojo, pero, bueno, me pongo a pensar y digo: recuerdan a mi madre todavía, la recuerdan y ya». (Anybis Labarta García. Manatí, el danzón y un diálogo entre amigos, en Barbarito Diez, la Voz de Cuba. Editorial Sanlope, Las Tunas, 2015, pág. 27).

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